Editorial: Legendary Comics
Año: 2014
Guion: Max y Greg Borenstein
Dibujo: Eric Battle, Yvel Guichet y Alan Quah
Colorista: Lee Loughridge
Reseña: DayKnight
Nosotros no creamos a este monstruo. Pero lo convocamos. Trajimos esto a nosotros mismos”.
Antes de comenzar, cabe aclarar que el cómic funciona como precuela del film Godzilla (Gareth Edwards, 2014). No es vital haberlo leído para disfrutar de la película, ya que los hechos aquí narrados son prácticamente obviados en la misma.
Evaluando a la obra en sí misma debo decir que está bien… Aunque adolece de los mismos defectos que la película. A saber: Godzilla es casi anecdótico, ya que sus limitadas apariciones son muy cortas y ninguna digna de destacar por la falta de emoción o de la espectacularidad que se espera de él; y los personajes humanos, a excepción del protagonista (y hasta por ahí nomás), son meras figuras que van y vienen sin tener relevancia en la trama. Ni siquiera el Shinomura, el kaiju ideado expresamente para la novela gráfica, y cuyas particulares características le dan mucho potencial, no es explotado en su totalidad.
A pesar de lo anterior, sí existen virtudes que terminan por salvar la obra. Por ejemplo, presentar a Goji desde una perspectiva nueva e interesante. No estamos ante una metáfora del peligro nuclear (como en el film original de 1954), o de una fuerza destructiva imparable (como vemos en las películas de la Era Heisei); ahora Godzilla es una manifestación de la Naturaleza, un depredador alfa encargado de mantener el balance natural. Además, lo definen como perteneciente a un género de organismos surgidos en un pasado remoto, cuando la Tierra era mucho más radiactiva que hoy; esto sirve tanto para justificar su reaparición en la era del Hombre como para emparentarlo con el original japonés. Otra cosa que resalto es que lo ubiquen en acontecimientos reales: como que las pruebas nucleares en el Atolón Bikini de 1954 eran, en realidad, intentos de destruirlo.
El guión, escrito a cuatro manos por Max y Greg Borenstein, no es ninguna maravilla pero no aburre, se muestra respetuoso con Goji (tomaron nota de las mil y un críticas que llovieron sobre la adaptación de 1998) y salpica las páginas de guiños a los fans (el apellido Serizawa o el origen de la palabra Gojira, por ejemplo). Es más: se permiten otro punto en común con la saga original a través de la misantropía que reboza la historia. Acá los humanos no dejan de ser criaturas insignificantes que creen poder hacer frente a la Naturaleza, pero que ni siquiera llaman la atención de las bestias a las que pretenden enfrentar. Un último punto a subrayar, pero no por ello menos importante, es que muestran la creación de Monarch, la agencia secreta que se encarga de estudiar y perseguir a estos titanes. Dato curioso es que, a la postre, terminará por ser el nexo de unión entre las películas de Godzilla y King Kong, en lo que sería un universo compartido con el nombre de Monsterverse.
En cuanto al dibujo, tenemos a tres artistas cuyos variados estilos resienten el resultado final al no haber suficiente homogeneidad: a veces se hace difícil identificar a los personajes, porque sus facciones cambian mucho de un artista a otro; incluso Goji no escapa de tener varios aspectos en el transcurrir de la historia. Con todo, Eric Battle y Alan Quah hacen un buen trabajo, especialmente el segundo. Por el contrario, Yvel Guichet es el más flojo del trío; no digo que dibuje mal, pero su estilo, creo yo, no casa con la historia que tratan de contar.
En síntesis: un aceptable reinicio de la historia de Godzilla, cuyas ideas y trasfondo sacan a flote una historia que, mejor trabajada, pudo haber sido memorable.
Puntuación: 6.5/10
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