Editorial: Lion Forge
Año: 2019
Guion: Gail Simone
Dibujo: José Luís (lápiz), Jonas Trinidade (tinta), Stjepan Sejic (portadas)
Color: Michelle Madsen
Reseña: Hugo C
Iba a reseñar la estupenda colección de Peanuts editada por Fantagraphics pero ahora que reviso la carpeta de las reseñas me encuentro con que aún no me puse a hacer la de Seven Days (2019) así que dejo a Snoopy para mejor ocasión y la emprendo con este cómic, otro más en el que una crisis cósmica (o por lo menos, planetaria) amenaza con terminar con el mundo tal y como lo conocemos. Dicho de otro modo: otra vez sopa.
A estas alturas, el lector más o menos consuetudinario de Marvel y/o DC está acostumbrado a que al menos una vez por año se lo intente desplumar con algún crossover que recorre todos los títulos de la editorial y que promete ser el non plus ultra que reestructurará el multiverso correspondiente de manera definitiva, por lo general a costa de las vidas de uno o dos personajes (que eventualmente volverán a la vida dentro de unos meses).
Y así como quien se quemó con leche cada vez que ve una vaca llora, cada vez que uno ve un megacrossover llora por anticipado. Pero bueno, no es el caso con Seven Days. O a lo mejor sí.
Porque, según parece, Seven Days es la Crisis on Infinite Secret Wars del universito de Lion Forge. Así que el lector perspicaz estará pensando: mala tos le siento al gato.
Y sin embargo, las cosas no son tan malas como parecen. Si bien esta serie es parte de un reacomodamiento o reestructuración, o lo que sea, puede leerse por sí sola sin mayores problemas. Cuando digo "por sí sola" quiero decir, a) sin tener que leer otras revistas más allá de los siete números de la miniserie, y b) sin tener la más mínima idea de lo que fue publicado anteriormente, que fue justamente como me tocó a mí encarar la lectura de Seven Days.
La premisa: una entidad cósmica, o más o menos (digamos que no es Galactus ni mucho menos pero es bastante pesuti) anuncia que dentro de siete días va a exterminar a la raza humana. Listo. No hay discusión ni prórroga ni negociación posible. Siete días a partir de hace diez minutos. Y no son sólo palabras: todos pueden ver cómo comienzan a producirse diversos fenómenos que indican que la cosa va en serio.
El guión de Gail Simone nos presenta un escenario típico para esta clase de eventos aunque con una importante diferencia: más allá de la acción superheroica con las habituales batallas, explosiones y demás, la historia pasa por otro lado y a quien conviene seguir no es a los musculosos de turno sino a una mujer sin poderes pero muy inteligente llamada Lorena Payan, un personaje que dentro de este universo Lion Forge vendría a ser algo así como una mezcla de Lex Luthor, Reed Richards, Amanda Waller y Maxwell Lord. Además, una importante porción de la historia está dedicada a mostrar los que sucede con la gente de a pie (es decir, con el grueso de la humanidad) conforme la cuenta regresiva va llegando a su fin y el tejido social se va desintegrando.
El arte de José Luís (con acento en la i y sin apellido a la vista) es el tipo de dibujo intercambiable que uno suele esperar de un cómic de superhéroes. Es decir, un dibujo hecho para ser coloreado, con una estética funcional a la historia, similar a la de una docena de cómics similares. No quiero decir que sea malo, sólo que no es particularmente memorable. Aunque eso puede deberse a las tintas de Jonas Trinidade, cuya calidad baja un poco tras el primer número. En cuanto a las portadas de Stjepan Sejic, están al menos un escalón por encima de los dibujos del interior de la revista.
Para quien está acostumbrado a las megacrisis de las compañías más grandes, Seven Days será una especie de cómic clase B, como una película de bajo presupuesto que intenta imitar a otra de más éxito pero con la quinta parte de los recursos. Los héroes son ignotos y el villano es una lagartija que en Marvel o DC no duraría ni dos números. Pero lo sorprendente es que es un cómic que se deja leer más allá de los lugares comunes en los que cae cada vez que aparece un superhéroe. Eso sí, uno puede tal vez echar de menos la inversión emotiva de los demás crossovers. Lo que quiero decir es que no se trata de personajes que uno venga conociendo desde hace tiempo, no existe ese cariño que uno podría sentir por un Spider-Man o un Batman, y es así que cuando alguno de estos héroes muere o es derrotado el impacto no es tan grande. Pero en líneas generales, Seven Days termina resultando una lectura más que aceptable.
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