Publicado: 1934 | 209 páginas
Autor: Cornell Woolrich
Reseña: Kal-El
Sinopsis
El derroche sin límites de talento, ingenio y técnica narrativa de que hace gala Cornell Woolrich (también conocido por su seudónimo William Irish) en los ocho relatos que componen el presente volumen, convierten a este autor norteamericano en uno de los maestros indiscutibles del género policial. El mayor hallazgo de Woolrich (1903-1968) consiste en plantear una serie de problemas cotidianos y cercanos al lector y llevar su solución al extremo con la misma naturalidad con la que se propondría otra salida más plausible. Así encontramos relatos como “Proyecto de asesinato”, “Cocaína”, o el famoso “La ventana indiscreta” —llevado al cine por el genial Alfred Hitchcock—, que son verdaderas joyas del suspense, además de tres muestras definitivas de cómo a partir de un suceso aparentemente sin importancia se llega a una solución dramática marcada por la muerte y el crimen.
La maestría en la utilización del diálogo, la inspirada elección de los escenarios y la meticulosa descripción psicológica de los personajes convierten esta selección de relatos en una obra imprescindible no sólo para los amantes del género policial, sino para todos aquellos lectores dispuestos a dejarse atrapar por la buena literatura.
Cómo siempre que se trata de una compilación de cuentos, la clasificación es la siguiente:
- No pierdas el tiempo (*)
- Entretenido (**)
- Imperdible (***)
01. La ventana indiscreta. (***)
Citas:
«No sabía sus nombres. Jamás oí sus voces. A decir verdad, no los conocía siquiera de vista, puesto que con la distancia que nos separaba me era imposible distinguir sus facciones de un modo preciso. Y, sin embargo, hubiese podido establecer un horario exacto de sus idas y venidas, registrar sus actividades cotidianas y repetir cualquiera de sus hábitos. Me refiero a los inquilinos que veía en torno al patio.»
Una pierna enyesada, los días más calurosos del año, el viaje de ida a su cama por la noche, para en la mañana regresar a la silla de ruedas. La lectura es una hábito que no tiene y la cantidad de ejercicio hecho antes del accidente hace que dormir temprano sea imposible. ¿Qué le queda?
Pasado ya el tiempo, puede decirnos el detalla de las actividades de algunos de los vecinos. Con algunos hay empatía y con otros una sonrisa de tristeza. Pero hay uno en particular que es sospechoso, sobre todo porque nunca entra al cuarto donde duerme su esposa.
Lo mejor de esta narración es la manera en que cazador y presa intercambian de lugar: se en donde te encuentras y lo que estás haciendo. Sé dónde estás y cómo obligarte a salir.
02. Proyecto de asesinato. (***)
Cita:
«A no ser por la tez color café con leche de las camareras, las ropas estivales de las clientas y el sopor cálido de la atmósfera, se hubiera podido creer que se trataba de un local situado en la Quinta Avenida y no de una de las islas tropicales que dependen de Estados Unidos.»
Dos amigas platican acerca de su vida, por la distancia que te separa de ellas, podrías pensar que hablan de moda, los nuevos estilos que están de boga o el color de medias que cada una utiliza.
Pero no es así: una de ellas tiene serios problemas con su marido, han llegado al punto de tener un «amable» odio entre ellos, el divorcio no es una opción.
¿Qué es lo que queda?
La otra amiga tiene la solución. Y parece tan sencillo. Solo hay que juntar las piezas, tener la paciencia para ejecutar y finalmente reportar a la policía el fatídico desenlace.
¿El resultado? Mucho más de lo que esperaba. Mucho más.
Una vuelta de tuerca a la historia en las últimas páginas.
03. El pendiente. (***)
Citas:
«La llave se atascó en la cerradura cuando intenté girarla, mientras me sentía agitada por sacudidas nerviosas, como si tuviera el baile de san Vito. Me temblaban las manos, los brazos, los hombros y, sobre todo, el corazón; y la llave no me obedecía.
Retiré la llave de la cerradura, respiré hondo e hice una nueva tentativa. Esta vez, la puerta se abrió sin la menor dificultad. La llave estaba dispuesta a cumplir honradamente con su obligación, pero yo la había metido al revés.»
Narrada en primera persona, la mujer responsable de esta historia es una joven esposa que en otros tiempos le daba a la escritura. Cartas que debieron dormir el sueño de los justos son ahora el motivo de una extorsión.
Sola comienza el camino para recuperarlas, hasta que las cosas se tuercen y es de vida o muerte acudir a la policía.
¿Crees que te he contado demasiado?
Este es solo el camino principal por donde el cuento transcurre, porque en las últimas páginas tienes dos (SI, dos) vueltas de tuerca que tienen que hacer de este cuento uno de tus favoritos.
04. A través del ojo de un muerto.(***)
Citas:
«Cuando se hacen cambios, la gracia está en comenzar con poco para acabar teniendo algo más importante. Aquel día salí de casa con una hebilla de cinturón rota y una espina de pescado seca que me dio un chico llamado Miller por una armónica aplastada. Al poco rato los había sustituido por un cortaplumas al que sólo le faltaba una cuchilla.»
«Lo solté, para sujetarlo mejor, y de súbito el sobre comenzó a disminuir por debajo de la puerta. No lograba explicarme cómo ocurría esto, pues el piso no estaba inclinado. Iba a desaparecer por completo cuando lo sujeté de nuevo y, haciendo un esfuerzo, logré detenerlo. De pronto, volví a soltarlo.»
¿Cómo identificas que hay un asesinato? Porque encuentras un cuerpo.
¿Y si no hay cuerpo? Entonces solo tienes al culpable.
¿Y si no sé quién es el culpable? Entonces solo tienes pistas y sospechas. Tienes que juntarlas para solucionar el caso.
Contado en primera persona, está vez es un niño de doce años el protagonista y su padre es detective. La búsqueda de un caso es indispensable que sea resuelto de manera inequívoca por el padre si no quieren que las consecuencias administrativas sean sufridas por la familia. Son tiempos difíciles.
¿Y por donde comienza un niño? Pues intercambiando cosas pequeñas hasta que en sus manos quedan cosas más grandes.
Te anticipo que este caso es resuelto a partir del intercambio de unas canicas; las pistas comienzan a caer pero no se ve claro, hace falta más.
Lo genial de este cuento es el rompimiento constante de la cuarta pared: al ser el narrador un niño, hay permiso para involucrar al lector cada vez que se puede: mientras la lectura es el pensamiento del niño hay un vocabulario de adulto, cuando habla con el resto de los personajes, las palabras faltan, no encuentra la manera de explicar y por lo tanto no se da a entender, vuelve a ser un niño. Se es cómplice de la búsqueda, compañero en el encuentro de las pistas y se sufre con el final cardiaco.
05. Cocaína. (***)
Citas:
«Conozco muy bien, igual que todo el mundo, supongo, lo que se siente al día siguiente de una borrachera. Pero en nada se parecía a lo que entonces me estaba ocurriendo. Tenía todos los síntomas normales y, también, otros nuevos, completamente distintos. Sentía la lengua pastosa, la cabeza pesada y el estómago revuelto, pero, además, no veía con claridad. Todo cuanto miraba me parecía rodeado de innumerables círculos. Notaba las manos húmedas y frías, y los dientes ásperos, como si hubiera comido limones. Pero lo peor de todo era mi estado de ánimo. Tenía miedo. Miedo como un niño de siete años en una mansión vieja y sombría. Y créanme cuando les digo que es horrible tener miedo al mediodía, bajo un sol resplandeciente.»
Yo solo pasaba por aquí, un conocido me ha invitado a la fiesta, no sé qué es lo que me he tomado, tampoco se donde he estado, y lo que se encuentran en mis bolsillo no es mío, desconozco el origen de esta llave. Solo sé que he estado en un cuarto donde las paredes emiten música.
Y de nuevo: hay que juntar las pistas de atrás hacia adelante, ir hasta donde diez centavo de dólar son capaces de pagar un viaje público, donde el cansancio nos rinda y tratar de acomodar la poca información que tenemos.
La casualidad y la suerte son los principales participantes de esta historia. Al igual que la narración anterior, tengo TODO menos el cuerpo.
06. Si el muerto pudiera hablar.(*)
Citas:
«Se encontraba en una habitación pequeña, situada detrás de la pista. Las lentejuelas de la blusa daban brillo y colorido a su figura; las mallas hacían resaltar los músculos de sus piernas. Su expresión era apacible. Estaba muerto.»
Y paso lo que no esperaba.
Floja y sin misterio, parece más un ejercicio de escritura que una narración con todas las de la ley (nunca mejor dicho si se trata de historias de detectives).
Si pones atención a los nombres, el misterio deja de existir.
Desde el principio de la narración tenemos a los participantes, el motivo, los intentos por crear una atmosfera sofocante y a diferencia de las narraciones anteriores, en este caso se ha dado prisa por terminar.
07. Los ojos que vigilan.(***)
Citas:
«A los sesenta años, tenía un semblante rosado y sin arrugas, una cabellera de nieve y confiados ojos azules. Estaba total e irremediablemente paralizada de la cabeza a los pies desde los cincuenta.»
Aquí vamos: que este cuento amerita que lo leas con una gran taza de café en la otra mano. Café irlandés de preferencia.
Un joven matrimonio por interés, una madre que solo puede mover los ojos porque el resto del cuerpo está irremediablemente atado a una silla de ruedas; una esposa con una obsesiva debilidad por el dinero y los hombres; y un hijo ingenuo que no sabe en la que está metido.
¿Tengo tu atención?
Bien.
La narración es larga y está en tercera persona: por lo tanto solo tienes un par de ojos para seguir la trama y de vez en cuando, enterarte de los pensamientos de la anciana.
Lo importante no es cómo se lleva a cabo el golpe, ni las consecuencias de este desalmado acto.
No.
Hasta el último momento, tenía la esperanza de que algo pasara, que se detuvieran por algún extraño e inesperado milagro, como en algunos de los otros cuentos.
No.
Así, lo importante es la venganza, una venganza que alimenta el corazón, que da la energía suficiente para pasar un día más viviendo con los asesinos de tu hijo y planear. Primero como una pequeña chispa, después como una llama para terminar como una gran fogata que ilumina y caldea el corazón de madre.
08. La libertad iluminando a la muerte. (**)
Citas:
«—Si te crees gracioso, Steve, permíteme que te saque de tu error —me dijo mi mujer, antes de desaparecer en la especie de cabina telefónica que nos servía de cocina.
Experimenté un sentimiento de culpa. Sin duda, me pasaba demasiado tiempo en casa, sin hacer nada, contemplando la televisión y tomando cerveza.»
«4 24254E51»
¿Cómo diablos le hago para crecer en el departamento de policía?
¿Qué tengo que hacer para que me haga notar y tenga casos más importantes y sonados?
Sigue los consejos de tu esposa.
Visita los museos, ten un poco más de cultura.
Y resulta que esa visita me depara una sorpresa: ¿cómo se oculta un cuerpo dentro de una estatua?
En este caso, tienes la sospecha, pero no el cuerpo.
Este es el cuento más ácido y de humor negro que tiene este volumen: irreverente con las fuerzas armadas, la esposa, el resto de los oficiales del cuerpo policiaco y (cómo no podía ser de otra manera) el sospechoso.
El final no es tan espectacular como el resto de los cuentos, pero tiene lo suyo.
En un corto período de tiempo, me he encontrado con dos escritores a los que de verdad vale la pena darle seguimiento: Fredric Brown es uno de ellos (Reseña Libro: Lo mejor de Fredric Brown) y Cornell Woolrich. Para este último no vas a tener tiempo para terminar de maravillarte de su cuento porque ya estas con el siguiente.
Su escritura, el desarrollo de los personajes, la ambientación, el ritmo y el final son increíbles. Y lo repite en la siguiente narración y después en la siguiente. Solo había encontrado a alguien así en la pluma de Agatha Christie, donde el Asesinato de Rogelio Ackroyd es solo una pequeña muestra.
El asesinato de Rogelio Ackroyd
Leerlo es como tener una hoja blanca en las manos de Woolrich; que no importa el tamaño, cualquiera es suficiente y basta que comience para ver cómo hace dobleces y más dobleces, reduciendo el tamaño de la hoja hasta obtener una figura perfectamente delineada y terminada.
Reseña previamente publicada en El color que vino del espacio.
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